Gobernabilidad en América Latina : entre el entusiasmo por las posibilidades y el temor al desamparo

Por: Colaborador(es): Idioma: Español Series Estudios Socio - Económicos (Cieplan)Detalles de publicación: Santiago, Chile : CIEPLAN, 2007, julioDescripción: 17 pTema(s): Clasificación CDD:
  • 352.08 C824g 2007
Resumen: Hablar de gobernabilidad es preguntarse por el orden de una sociedad y por los grados de inclusión y cohesión que tiene un sistema político. No resulta posible separar el orden o, dicho con otro nombre, la gobernabilidad de la política. La calidad y el estilo de la gobernabilidad de un país resultan de la calidad, la legitimidad y la eficiencia de la política. El concepto de gobernabilidad tuvo un origen conservador: se entendió como la construcción de sistemas para contener las demandas sociales. Hoy, en cambio, se relaciona con el sentido de pertenencia y con la cohesión social de una nación. Los latinoamericanos que se sienten excluidos del desarrollo, difícilmente se conformarán únicamente con la igualdad formal que establece la democracia como condición necesaria del pluralismo. Quieren una igualdad real. Con ello se potencia y difunde una concepción de la democracia distinta y más compleja: se trata de la democracia como redistribución de las decisiones y del poder; de una democracia que debe igualar en lo político, pero también en lo socioeconómico. En ese sentido, el solo ejercicio de libertades y derechos no suple la exigencia de participación, control social y representación de la diferencia. En estos años hemos visto que la base conformada por elecciones libres, derechos civiles, instituciones pluralistas, es una condición necesaria pero no suficiente para que los pueblos se gobiernen en libertad. La emergencia de la democracia y la economía de mercado tienen un sentido bivalente para la gente. Entusiasmo por las oportunidades, pero también temor al desamparo. Pensar que la democracia se reduce a lo meramente procedimental, mientras las grandes mayorías buscan mejores condiciones de vida, movilidad e inclusión social, es riesgoso. Al mismo tiempo, no se debe confundir la democracia (como régimen político) con la gestión gubernamental o la gobernabilidad democrática. Todo ello es parte necesaria pero no suficiente para el funcionamiento virtuoso del sistema en su conjunto. Por tanto, no es la democracia la que está en crisis en América Latina; son los sistemas políticos los que han carecido de la capacidad necesaria para imponer la ecuación feliz entre el ejercicio de las libertades, el crecimiento económico y la protección social. Ahora bien, hay que destacar que la peculiaridad de la nueva oleada contestataria que hoy observamos en Latinoamérica es que no propone cancelar las instituciones representativas. Sin embargo, debemos ver si el populismo democrático, con su aspecto amable de hoy, se convierte o no en un cascarón que encubre regímenes autoritarios. Como fuere, lo cierto es que en este momento la polémica planteada en nombre del populismo en contra de las instituciones políticas de la democracia representativa es la causa más importante de ingobernabilidad en la región. Finalmente, se puntualizan algunos atributos de un sistema político gobernable y se afirma que sólo con ellos es permanente, predecible e invulnerable al populismo y sus excesos.
Tipo de ítem: Monografías
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Hablar de gobernabilidad es preguntarse por el orden de una sociedad y por los grados de inclusión y cohesión que tiene un sistema político. No resulta posible separar el orden o, dicho con otro nombre, la gobernabilidad de la política. La calidad y el estilo de la gobernabilidad de un país resultan de la calidad, la legitimidad y la eficiencia de la política. El concepto de gobernabilidad tuvo un origen conservador: se entendió como la construcción de sistemas para contener las demandas sociales. Hoy, en cambio, se relaciona con el sentido de pertenencia y con la cohesión social de una nación. Los latinoamericanos que se sienten excluidos del desarrollo, difícilmente se conformarán únicamente con la igualdad formal que establece la democracia como condición necesaria del pluralismo. Quieren una igualdad real. Con ello se potencia y difunde una concepción de la democracia distinta y más compleja: se trata de la democracia como redistribución de las decisiones y del poder; de una democracia que debe igualar en lo político, pero también en lo socioeconómico. En ese sentido, el solo ejercicio de libertades y derechos no suple la exigencia de participación, control social y representación de la diferencia. En estos años hemos visto que la base conformada por elecciones libres, derechos civiles, instituciones pluralistas, es una condición necesaria pero no suficiente para que los pueblos se gobiernen en libertad. La emergencia de la democracia y la economía de mercado tienen un sentido bivalente para la gente. Entusiasmo por las oportunidades, pero también temor al desamparo. Pensar que la democracia se reduce a lo meramente procedimental, mientras las grandes mayorías buscan mejores condiciones de vida, movilidad e inclusión social, es riesgoso. Al mismo tiempo, no se debe confundir la democracia (como régimen político) con la gestión gubernamental o la gobernabilidad democrática. Todo ello es parte necesaria pero no suficiente para el funcionamiento virtuoso del sistema en su conjunto. Por tanto, no es la democracia la que está en crisis en América Latina; son los sistemas políticos los que han carecido de la capacidad necesaria para imponer la ecuación feliz entre el ejercicio de las libertades, el crecimiento económico y la protección social. Ahora bien, hay que destacar que la peculiaridad de la nueva oleada contestataria que hoy observamos en Latinoamérica es que no propone cancelar las instituciones representativas. Sin embargo, debemos ver si el populismo democrático, con su aspecto amable de hoy, se convierte o no en un cascarón que encubre regímenes autoritarios. Como fuere, lo cierto es que en este momento la polémica planteada en nombre del populismo en contra de las instituciones políticas de la democracia representativa es la causa más importante de ingobernabilidad en la región. Finalmente, se puntualizan algunos atributos de un sistema político gobernable y se afirma que sólo con ellos es permanente, predecible e invulnerable al populismo y sus excesos.

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