La escritura animal y visceral del alter ego del escritor, se caracteriza por ser absolutamente negra, irreverente, nihilista, coprolálica e iconoclasta. Son escritos desaforados del momento mismo vivído, sin corrección alguna como fluídos de tinta y pus que chorrean por una costra de falencias históricas jamás cicatrizada producto del desencanto posrmoderno actual